sábado, 26 de junio de 2010

Respiración de la mirada (parte 1)


Dibujar es una actividad en la que se juntan los ojos y la mano, la mirada y el tacto. Ninguno de nuestros sentidos es un canal independiente, autónomo, si no que todos juntos forman un único sistema integrado.


Cuando la persona adquiere la posición erecta para desplazarse, apoyándose sobre esa base tan pequeña e inestable que son los pies, toda la organización de los sentidos va a cambiar y, con ella, la forma del mundo. El orden de los sentidos horizontales, que le permitían ir a ras de suelo apoyado sobre el mundo, es decir el conjunto de olfato, gusto y oído, va a verse desplazado por otra jerarquía de sentidos, más exactos pero distanciados del mundo, donde quedará fijada en adelante la hegemonía de la vista.


Vista y manos son los dos instrumentos complementarios para llevar a cabo esa actividad que hace comprender la posición de la persona en el mundo y que,inevitablemente, en el mismo gesto, adapta para sí, modifica, usa, hace suyo al mundo: el trabajo. Pero esta nueva situación de dominio a distancia sobre el escenario, permitida al ponerse de pie, separarse del suelo y alejarse del mundo, produce simultáneamente la pérdida de contacto, la pérdida de nuestra continuidad con la tierra y las cosas.


Todo cuanto la mirada muestra es mostrado separado de nosotros. La mirada nos dice nuestra separación de cuanto vemos. Precisamente por ello hemos de dirigirnos con las manos hacia el mundo, para tratar de restituir el cordón umbilical perdido.
-Cómo es la mirada de quien tiene como objetivo capturar el mundo, evitar su marcha? - la mirada de quien trata de detener esa fugacidad, ese deslizamiento hacia afuera, hacia lo lejos, de quien quiere inventariar esa novedad que se escabulle, que fluye de las cosas del mundo- Los ojos se le saltan de las órbitas. Asaeta los objetos con la vista para detener su fuga, trata de fijarlos en sus posiciones.


Quien mira así el mundo en perspectiva está atareado en gobernar, comprender, atrapar con sus ojos, en la red de su mirada, las cosas del mundo. Es un vigilante. Su utopía es la escena inmóvil.


(extractos del libro "Artículos de Ocasión" de Josep Quetglas, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 2004)